martes, 29 de octubre de 2013

El surco se despide del agua al tanto que las sendas se cubren de espinas Mientras las risas de las flores caen al abismo. Quiero creer que todavía quedan lluvias libres y que los vientos no están presos. Me refugio en el último aliento de las lágrimas pues los lagos se vacían de cristales Y los diamantes húmedos buscan surtidores enterrados para recargar las olas de suspiros. Heme aquí donde las olas no rompen desvistiéndome de mi piel de niebla, fragmentando los susurros de las mañanas, antes luminosas. Mi reloj de arena azul se ha parado, pues se ha vuelto gris y pesada cual cieno amargo, Ahora voy a por el último efluvio ya que mis luces se van apagando entre mis surcos cubiertos de cientos de llagas para dejar espacio a otra materia