domingo, 30 de marzo de 2008


Monstruosos asoman los fantasmas que trae el sueño,
cuando la mente enfebrecida, en el albor de la mañana,
despierta al cuerpo vestido de cielo,
cubriéndolo con traje de húmedo brillo,
y se yergue delirante, abandonando el refugio
del tálamo que lo resguarda.
Viendo en el espejo
el reflejo de una cara incierta,
que no siendo ni hombre ni mujer,
muestra una faz atormentada y
sonríe desde el otro lado,
preguntando sardónico
¿no me reconoces?
Este eres tú….

1 comentario:

Eduardo dijo...

He recorrido tu blog, y me ha encnatado lo grandioso que eres.
Mis felicitaciones, amigo.
Luego, con más tiempo te dejaré más comentarios.
Suerte.